El maltrato del perro
Aquel hombre tenía tanto vino en su cuerpo que a veces se caía en medio de la calle. El perro entonces acudía a lamerle las manos y la cara, y se ponía nervioso y aullaba tristemente si no se levantaba; y se echaba delante de su amo caído por si venía un coche, y gruñía furioso y enseñaba los dientes cuando oía que algún niño le gritaba (¡Borracho!)
Quique no comprendía por qué aquel perro defendía al borracho si él lo trataba mal. Un día le pregunto a papá.
Porque es su amo, Quique. Le respondió su padre
Pero es malo y le pega.
Los perros nunca piensan si sus dueños son buenos o malos: los quieren y ya está, le da igual como sean.
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